Hay veces, muy pocas, en las que cuando veo una película no dejo de pensar que estoy recibiendo exactamente lo que cualquiera debería recibir como mínimo cuando va al cine o se molesta en ponerse un DVD (el formato del futuro de ayer). El último caso ha sido Up In The Air, la tercera película de Jason Reitman tras la estupenda Gracias por fumar y la repelente Juno. No tiene sentido ir demasiado profundo para descubrir el secreto de la película: un guión de desarrollo fluido, personajes carismáticos, y una inusitada facilidad para conseguir la complicidad del espectador. No hay demasiados aspavientos en Up In The Air, ni inventa la rueda, pero habla con sinceridad de personas, y puede que sea eso; pero hacía tiempo que no sentía tan cercana una historia que está ocurriendo al otro lado de la pantalla.
George Clooney interpreta a un tipo que se dedica a despedir gente en nombre de la empresa para la que trabaja, y por ello se pasa trescientos veintipico días al año viajando en avión. Y cuarenta y tantos asquerosos días en casa. Asquerosos, porque a él le encanta su trabajo, su rutina, sus aeropuertos, “su aire viciado, su luz artificial”, como explica al principio de la película (y es entonces cuando se nos mete en el bolsillo). Su empleo no le causa remordimientos, ha aprendido a dejar de lado el factor emocional de su trabajo por su propio bien. Y desde luego, nada le motiva a cambiar su vida carente de estabilidad, en la que sus relaciones más estables no pasan de un esporádico revolcón en una habitación de hotel. Hasta que un día, su mundo amenaza con venirse abajo cuando una pipiola recién salida de Psicología entra a trabajar en la empresa como un elefante en una cacharrería, trayendo consigo un innovador sistema de despidos por conferencia online. La oposición de Ryan (Clooney) al nuevo sistema por razones obvias lleva a su superior a dar al sistema un margen de prueba para ambos frentes: el sistema online se implantará en fase de pruebas mientras Ryan deberá llevar a Natalie (la pipiola) consigo en sus próximos viajes para familiarizarla con la profesión. En base a esta premisa se desarrolla una reflexión sobre lo que queremos hacer con nuestra vida, primero sencilla y sincera y luego el mayor lastre de la película.
Esto quiere decir que hay dos partes muy diferenciadas en la película. De hecho, siendo sinceros, los elogios vertidos hasta ahora no se pueden aplicar a toda la película, sino más bien a la primera de las casi dos horas de metraje. En este tiempo conocemos a Ryan, su filosofía de vida y su metódica rutina en el aeropuerto, magníficamente retratada mediante un montaje muy inteligente primero y bien dosificadas pinceladas después. Muchos de los elementos de la trama más aparentemente superfluos sirven, de hecho, para dibujar más claramente su mundo: la tontería de las figuras de cartón, por ejemplo, da lugar a situaciones en las que se demuestra que los aeropuertos y los aviones no son sólo el trabajo y el ambiente habitual de Ryan, sino que también son su afición, su especialidad. También es en esta primera mitad cuando acompañamos al protagonista y a Natalie en sus sucesivos viajes de trabajo, y donde se desarrolla la intermitente relación entre Ryan y Alex, la viajante de idéntica vida y filosofía interpretada por Vera Farmiga. Este pseudo-romance (un puñado de encontronazos, al fin y al cabo) podría llevar a la película a un terreno más convencional y menos interesante, pero por suerte, la incorporación del personaje de Natalie a la trama principal, como una especie de recurso para que Clooney y Farmiga no se vean limitados a echar cuenta el uno del otro, resulta un gran acierto y una verdadera balsa de salvamento. Sin contar con que representa el punto de vista opuesto a la filosofía vital de ellos dos, necesario para desplegar el quid de la película: ¿qué piensas hacer con tu vida? No creo que sea una casualidad que su desaparición de la trama marque el ya anunciado punto de inflexión (a peor).

Una vez finalizada la misión de Ryan para con Natalie, la convencionalidad se adueña de la película. El cambio de mentalidad de nuestro hombre, el florecimiento en su interior de la necesidad de crearse una vida estable y de tener algo más que una esporádica relación con Alex (análogo al que sufre su personaje en Crueldad Intolerable, con las mismas contradicciones con su empleo y hasta con conferencia incluida), era predecible, y hasta cierto punto perdonable, pero no es ése el verdadero lastre. Sí, la tristeza de Ryan es menos interesante que su desvergonzada vida anterior, sus triquiñuelas y su sabiduría de aeropuerto, pero la película no deja por ello atrás el buen gusto y el ambiente de buen rollo creado hasta ese momento. Sin embargo, lo que antes latía mansamente tras el transcurso de los acontecimientos, se convierte en un convencional mensaje a favor de la estabilidad, la familia y el emparejamiento que se antepone a todo lo demás y lastra el conjunto. Un mensaje marcadamente tradicional (o como sea, sencillamente contrario a los que sean nuestros ideales) no debe considerarse un problema en sí para una película, pero el hecho de que éste se convierta en el leif-motiv machacón de la historia, nublando los objetivos dramáticos de la misma, sí se transforma en un obstáculo. En Up In The Air esto ocurre, e incluso se remata con un manipulador momento en off durante los créditos finales. Tras tres películas, ya puede hablarse de una constante en la filmografía de Jason Reitman en el mensaje moralista y tradicional, presente tanto en Gracias por fumar (película muy similar a esta Up In The Air) como en Juno, aún siendo más de su guionista (la payasa Diablo Cody) que de Reitman. No obstante, mientras que en Juno el mensaje tradicional antiabortista era una mera consecuencia de la trama y no necesariamente una lectura aleccionadora, en Up In The Air no se puede decir lo mismo. Aquí ya estamos hablando de adoctrinar al espectador. Y manda narices que tenga que defender a Juno en algún aspecto.

De Clooney no hay nada que decir, el tío está estupendo, como siempre; y como siempre, si persigue el óscar no se le nota nada (Angelina Jolie tiene mucho que aprender de él). Vera Farmiga no está mal, pero no destaca especialmente (si su desnudo de espaldas es en realidad de una doble está aún por aclarar). Sorprende que Anna Kendrick sea más estimulante, pero el caso es que es así. La joven actriz se defiende muy bien en el papel de Natalie, un personaje que, como ya dije, es francamente bueno y un gran apoyo para la película. Suyo es uno de los momentos más intensos de la película, en el que ha de despedir, conferencia online mediante, a un pobre hombre que en realidad está en el despacho contiguo. Muy triste, muy duro y un punto de inflexión muy importante para Natalie. Como último apunte, tenemos pequeñas apariciones de J. K. Simmons y Zach Galifianakis que aportan vidilla a la larga ristra de personas despedidas que se muestra en la película y que están hasta recompensadas con un hueco en los créditos iniciales.
¿Se inclina más Up In The Air hacia sus defectos o hacia sus virtudes? Sin duda, hacia sus virtudes. Es una película irresistible, francamente agradable y, repito, extraordinariamente cercana, hasta el punto de que sus defectos quedan como un lamentable borrón que, afortunadamente, no se superpone a lo demás en el recuerdo como sí hace durante la última hora de película. Realmente, es lo mínimo que se le puede pedir al cine, y Up In The Air se hace de querer: es una película estupenda.
pues a mi juno me gusta, maldito bastardo.
A mí Juno me habría gustado mucho más sin una protagonista tan odiosa y resabida. Lo que creo que es equivalente a decir que me habría gustado mucho más si hubiera sido una película totalmente distinta :P
JUNO es odiosa muy especialmente por lo que dice Ana, perdón, Hustinetten. Juno en sí es como una chica Gilmore en manos de una guionista inepta y preocupada por subirse al carro de una tendencia. Y por eso la peli tiene un aura insoportable de cine indie empaquetado y manufacturado, tendencioso y con todos los tics que se pueden esperar de algo así. Pero si hasta la mitad de los personajes de la película tienen una guitarra en su casa, por Dios. Más falsa no puede ser la película, no en su fondo, pero sí en su forma.
Todo lo malo que hay en JUNO está resumido en esta carátula: http://image.dvdgo.com/m/ig/7/1304347.jpg
Qué coño, creo que voy a meter la imagen en la entrada.
También me encantó esta película. Y mira si Clooney lo hace bien que me sentí totalmente identificado cuando habla del lastre que supone tener vínculos afectivos: yo que en meses me voy a la otra punta del pais con la idea de trabajar fuera de Andalucia luego sé que tener una relación puede llegar a hacerte esconder el rabo entre las piernas y «quedarte cerquita» (de hecho un residente del hospital que conozco no se mueve de aqui por su novia, aun sabiendo que el trabajo aqui es una mierda).
La película es sencilla, que no simple, y me gustó de ella que el cambio de mentalidad del protagonista se hace poco a poco, casi sin notarse, y gracias al personaje interpretado por Vera Farmiga (que me ha enomorado: segunda en mi escala desde ya, y sólo precedida por Cate Blanchet).
Asi que espero que le arrebate el Oscar a Avatar, juju…
No me apetecía responderte a esto, porque me ha resultado tremendamente deprimente, pero… también es tremendamente cierto.
Sigh.
Bueno, deprimente según se mire… Yo no lo veo tan deprimente :P
Fuera de onda, Juno no la he visto, pienso que Ellen Page de por si es repelente y Gracias por fumar tiene su gracia y punto. Ésta Up in the Air tiene un par de aciertos, no lo negaré, pero como película es tan insustancial y prefabricada que dan ganas de quemar el rollo.
Y ganará algún Oscar, bueno, da igual, me la soplan esos premios.