La rotoscopia

El mundo de la animación es fascinante. Que hoy en día haya aún gente que comente en foros cosas como “ah, Toy Story 3 me gustó, y eso que era de dibujitos”, con ese diminutivo que es una de las cuatro o cinco cosas más odiosas de este universo (mención especial para Vince Vaughn y los crocs), es algo que escapa a mi comprensión. No hay nada menos simple que el cine de animación. A veces, por tener un margen de verosimilitud mayor que el cine de acción real, la animación puede servirse de los seres y objetos más insospechados para construir hermosas metáforas cargadas de ingenio sobre el mundo que nos rodea. Conocer la técnica que se esconde tras un proyecto animado implica un enorme respeto por estas hazañas estéticas en movimiento, que entrañan una labor decenas de veces mayor a la de la más compleja de las películas de acción real. Las Capillas Sixtinas del cine se encuentran en la animación, y responden a nombres como The Thief And The Cobbler o La bella durmiente. Y a veces, conocer la técnica te da más de una sorpresa. Crees que el cine de animación se divide simplemente en tradicional y CGI, y te llevas una sorpresa. Aún dentro de cada grupo se pueden seguir caminos muy diferentes para hacer una película. Gracias a JC y a su Avatar es fácil pensar en una de las vías alternativas que se pueden usar en la animación CGI para construir una película: la motion capture, ese proceso mediante el cual los movimientos de un actor de carne y hueso se transforman (vía humillante pijama azul) en una figura digital aparentemente viva, en tiempo real. La animación tradicional tiene su propio motion capture, pero es mucho más laboriosa y se llama rotoscopia.

“Rotoscopia” suena a algo obsceno que te pueden hacer en la consulta del médico de forma semanal, o incluso a algún tipo exótico de fruta, pero nada más lejos de la realidad. En el cine de animación tradicional (ya sabéis, un dibujo a mano por fotograma), la rotoscopia es una técnica que se usa para lograr que el movimiento de los personajes sea lo más realista posible. Aún os veo desconcertados. ¿Nunca habéis notado nada extraño en las películas de Don Bluth en la que aparecen personajes humanos? ¿En Anastasia? ¿Como si sus movimientos fuesen demasiado precisos, demasiado… humanos? Esto se debe a la rotoscopia, un proceso que a mi parecer supone un gran error, una perturbación de las leyes no escritas más básicas de los dibujos animados. Pero dejemos de divagar y de decir “rotoscopia” y expliquemos qué es. La rotoscopia consiste en filmar a actores de carne y hueso interpretando físicamente el papel de sus personajes para que luego los animadores calquen los fotogramas uno a uno con lápiz y tinta, creando así una traslación exacta a animación de una secuencia de acción real. Hay películas que usan la rotoscopia como fin en sí mismo, como Walking Life de Linklater, pero son una minoría y yo no las consideraría cine de animación propiamente dicho. Sin embargo, hay directores que recurren a la rotoscopia siempre que trabajan con personajes humanos, y al menos a mis ojos, esta decisión siempre acaba mermando los resultados. Al menos tal y como se usa la rotoscopia hoy en día.

Hubo un tiempo en el que la rotoscopia y los dibujos animados convivían felices y en perfecta sintonía. Eran los tiempos de Max Fleischer y Walt Disney. Fleischer fue el inventor de la técnica, y la usó en muchísimos de sus cortos protagonizados por Betty Boop, siendo el más representativo Bamboo Isle, por una famosa secuencia de baile hula literalmente calcada de material filmado. En cuanto a Walt Disney, casi todas las películas supervisadas por él en vida contaron con la interpretación física de actores (y animales, en el caso de Bambi, por ejemplo) para que los animadores pudiesen estudiar ciertos movimientos concretos en directo y, en ocasiones, ver facilitada su labor sobre el tablón con material que calcar. Pero no se trataba de un calco drástico, sino de algo parecido a lo que ocurre cuando pasas a tinta un esbozo a lápiz. Te guías por él, pero no repasas cada línea de forma exacta. De esta forma, los pasos de ballet de Helene Stanley fueron una valiosa ayuda para los animadores encargados de dar vida a Aurora en La bella durmiente, pero éstos pudieron aportar la fluidez y relativa exageración de los movimientos de un personaje animado a la princesa. La interpretación de un personaje animado es similar a la de un actor teatral, y se rige por principios parecidos: el movimiento de brazos que en la vida real parece natural, sobre el escenario se ve insuficiente y agarrotado. Lo mismo ocurre en el cine animado, donde los gestos y movimientos deben verse magnificados respecto al mundo real para que el resultado sea suficientemente fluido. La rotoscopia que adapta literalmente y sin variaciones el material de acción real da inevitablemente como resultado personajes demasiado limitados en expresividad corporal, como demuestran Anastasia o Titan A. E., por poner las dos películas de Don Bluth con mayor presencia humana. Las proporciones anatómicas son otra cuestión con la que la rotoscopia no se lleva demasiado bien. Una persona ha de medir siete veces su cabeza para tener un aspecto de proporciones adecuadas, como bien hizo notar Leonardo DaVinci con su Hombre de Vitrubio, pero querer aplicar esto a un personaje animado es sencillamente una locura. Un personaje humano animado con siete cabezas de proporción da la impresión de haber sido capturado y torturado por los jíbaros, como muy bien demuestra este poster de Megamind.

Si la mayoría de los personajes en este cartel (el superhéroe grimoso de la derecha y la tía) causan rechazo y resultan grotescos es precisamente porque en DreamWorks han tratado de darles un aspecto anatómicamente correcto… para el mundo real. Pero la animación tiene sus propias leyes, como Tatooine. Un personaje animado suele tener cinco o incluso cuatro cabezas de proporción, y así es como adquieren un aspecto natural. Los únicos personajes que tienen un aspecto proporcionado aún midiendo más o menos siete veces lo que su cabeza son los que compensan esta pequeñez por el otro extremo. Las chicas de anime tienen la cabeza pequeña pero las piernas kilométricas, y con Jessica Rabbit pasa lo mismo. En Disney tenían en cuenta esta especie de normas (que no son más que una cuestión de percepción) aún cuando usaban la rotoscopia, y el aspecto de los personajes nunca se veían resentidos por el uso de esta técnica. No puede decirse lo mismo de los humanos de Don Bluth, que cometía el tremendo error de integrar a un puñado de personajes rotoscópicos en un entorno cartoon o viceversa, dando como resultado una mezcla que… bueno, que no era una mezcla. Cuando en Anastasia vemos al ultrarrealista Dmitri alternar con el gordinflón sin huesos de Vlad, cuesta convencerse de que están en el mismo plano y no en universos totalmente diferentes. La excepción a todas estas leyes son ciertas películas de corte experimental, como Yellow Submarine o las Walking Life y A Scanner Darkly de Richard Linklater, que evidentemente no buscan ser cine de animación al uso. En el caso de las películas de Linklater no se buscaba crear personajes animados al modo tradicional, sino mostrar al público actores (encima famosos) plasmados en un elaborado compendio de trazos incluso haciendo hincapié en ello; y ahí el resultado era satisfactorio.

Don Bluth no era el único (y hablo en pasado porque no parece ir a estrenar nada de aquí al próximo milenio) que usaba y abusaba de la rotoscopia. Un nombre importante aquí es Ralph Bakshi, ese señor que puso a andar a Fritz el gato en los setenta. Bakshi hizo un uso memorable de la rotoscopia en su versión de El señor de los anillos y en las tetas de Tygra;  y no digo que no sea ahí donde resida la personalidad de estas extrañas películas, pero me atrevo a aventurar que la única vez que Bakshi usó el calco de acción real de forma justificada fue en Cool World, donde la rotoscopia adquiere una dimensión casi simbólica e ilustra a las mil maravillas la idea de una buenorra de dibujos animados que ansía (y consigue) convertirse en una mujer de carne y hueso. Sólo mediante la fidelidad a las proporciones humanas que conlleva la rotoscopia podemos asistir a la perfecta conversión de Holli en una muy corpórea Kim Basinger, y viceversa.

Tampoco es difícil adivinar el uso de la técnica por parte de todos los directores que participaron en Heavy Metal con sus cortos animados. O en el legendario videoclip de A-Ha de Take On Me, o en Tron, donde los trajes de payaso espacial fueron directamente dibujados sobre los protagonistas. Pero la palma se la llevaba el infumable cine de animación soviético de los cincuenta. Al otro lado del telón de acero hasta la animación tenía un férreo compromiso con la realidad social, y esto incluía no evadir la cuestión de que el proletario medio mide siete veces lo que su cabeza. De este modo, casi todo el cine animado realizado en la unión soviética empleó la técnica del calco de actores filmados y convenientemente asalariados, como demuestran los bloques animados de… a ver si logro decirlo de un tirón… Ночь перед Рождеством. Sí, eso.

Pese a los problemas que conlleva la rotoscopia y que ya he enumerado, no considero que su uso sea “hacer trampa”. Por esta regla de tres, debería considerar también juego sucio las facilidades que aporta la animación digital a tareas engorrosas (por no decir imposibles) para los dedos humanos como puede ser el estampado de la alfombra mágica de Aladdin (en El retorno de Jafar la alfombra pierde la mitad del estampado por razones misteriosas). Sin embargo, y esto lo he dejado para el final de forma deliberada, sí existe un uso sucio y rastrero de la rotoscopia, que para variar, se llevó a cabo principalmente en el seno de los Walt Disney Studios. Como ya sabéis, La bella durmiente supuso un cambio drástico en el estilo gráfico del cine Disney, que dejó atrás las líneas amables y redondeadas para hacer sitio a figuras más angulosas y audaces, más en sintonía con el tipo de animación que se estaba haciendo en otros estudios desde principios de los cincuenta. Este cambio marca el inicio de lo que podríamos llamar “la era Reitherman”, pues a partir de este momento (1959) y hasta Los rescatadores, en 1977 y once años después de la muerte de Walt, el animador Wolfgang Reitherman se encargó de la dirección de todas las películas animadas del estudio. La figura de Reitherman es muy importante dentro de la filmografía Disney, pues antes de la llegada de nombres como Musker y Clements o Kirk y Wise ya en los últimos ochenta, ningún director del estudio había conseguido otorgar algún tipo de huella distintiva a sus proyectos, que a fin de cuentas eran Walt Disney en un 100%. Reitherman lo consiguió, aunque fuera por una vía tan rastrera como la reutilización de material de sus propias películas. No, no se dedicaba a cortar trozos de El libro de la selva para pegarlos en Los aristogatos, como cierta película de La pantera rosa, pero reutilizaba un montón de secuencias. Y aquí es donde entra en juego la rotoscopia, reducida a mero instrumento de calca.

Cualquier aficionado al cine Disney puede descubrir estas sucias maniobras por su propia cuenta, porque yo lo hice. Basta con saberte al dedillo El libro de la selva para encontrarte en Robin Hood escenas que parecen directamente fusiladas de la otra película, cambiando a los personajes. Claro que las razones que llevaban a Reitherman a hacer esto, y además de forma tan insistente se te escapan hasta que tienes la edad y los medios necesarios para averiguarlas. Como si la aplicación de la cámara Xerox en los procesos de animación no hubiese supuesto una reducción suficientemente notable en los costes, Reitherman, uno de los “Nueve Viejos” del Estudio, se sacó de la manga este método bastante cuestionable para abaratar aún más los costes. Dicen que la primera vez que presentó una muestra de su idea, todo el mundo en el estudio se quedó con la boca abierta, alucinado ante la audacia (la cara dura) de aquel tipo. Lo que sigo sin comprender es cómo Walt Disney no ignoró por una vez sus principios sobre la libertad de sus artistas, pues es sabido que aquellos oscuros tejemanejes chocaban frontalmente con su perfeccionismo y no le gustaban ni pizca. En cualquier caso, el uso de la rotoscopia para calcar secuencias antiguas y ahorrarse el proceso de documentación sobre el movimiento no alcanzó los extremos más demenciales hasta la muerte de Disney, que debe estar removiéndose en su tumba (tumba, no frigorífico, so graciosos) a tenor de lo que se puede ver en Robin Hood. El primer caso de reutilización de material antiguo que he detectado se dio en Merlín el encantador, la segunda película como director de Reitherman. Y en ella, el buen hombre no titubeó a la hora de fusilar momentos puntuales de su primera película, 101 dálmatas. He confeccionado para la ocasión pruebas fehacientes:

La muerte de Walt Disney en 1966 dejó a todo el mundo en el estudio hecho polvo. Seguramente la única excepción fue Reitherman, quien, muy animado, se dio cuenta de que con el Tirano muerto (y también su absurda integridad) podía usar alegremente la rotoscopia para reciclar hasta películas enteras si hacía falta. Quedaba por aquel entonces mucha animación por realizar, y nuestro hombre se explayó a gusto, sobre todo en cierta secuencia memorable, robada sin remordimiento del primero de los dos mediometrajes que componían Las aventuras de Ichabod y el Sr. Sapo.

Tras El libro de la selva y ya sin la más mínima supervisión de Walt llegó Los aristogatos, donde sorprendentemente no parece haber un solo atisbo de reciclaje rotoscópico. No obstante, Reitherman se quedó a gusto con la siguiente, Robin Hood. No, a gusto no, se volvió directamente loco. En Robin Hood se ve un uso de la rotoscopia totalmente descontrolado, tan descarado y con tan poquísima vergüenza que resulta hasta doloroso para la vista. Quién quiere sutilezas.

Lo habéis visto. Donde antes había un gato con guitarra y unas gafas ahora hay un perro con guitarra y unas gafas. Eso entre otras cosas igual de ridículas, que tras un minuto pasando todas seguidas empiezan a ser difícil de soportar. La época de Robin Hood supone un momento bajísimo para el Estudio económica y artísticamente hablando, pero la situación del propio Reitherman, al que me gusta imaginar alcoholizado, gordo y pegando trozos de Los aristogatos sobre la bobina de Robin Hood entre gritos de que le importa una mierda, no parecía mucho mejor. La rotoscopia parece desaparecer por completo de la filmografía Disney a partir de la desaparición de Reitherman (se llevaría la máquina consigo a casa como fetiche sexual), salvo por momentos puntuales que dan la impresión de ser homenajes, más que otra cosa. Con éste video terminamos nuestro recorrido por el extraño y desconcertante mundo de la rotoscopia…

Y vivieron felices y plagiando a películas anteriores. Fin.

15 comentarios en “La rotoscopia

  1. Interesantísimo post Sr. Rose, muchas gracias porque tenía muchas lagunas sobre este tema y la rotoscopia me parece una técnica fascinante. Uno de los recuerdos más imborrables de mi infancia es haber visto El señor de los anillos de Bakshi y asustarme no tanto por la pelicula en sí, sino por la animación que se usaba tan distinta a las peliculas de Disney. Bakshi me apasiona, American Pop es una obra maestra a mi juicio.

    1. Mierda, eso sí que es imperdonable que se me haya pasado: el MAL ROLLO que da la rotoscopia, sobre todo en las películas de Bakshi. Vamos, que suscribo punto por punto tus sensaciones con EL SEÑOR DE LOS ANILLOS. Con TYGRA también, porque la vi muy pequeño.

      1. Es que realmente Bakshi nunca hizo peliculas de dibujos dirigidas a los niños, no hay más que ver el Gato Fritz o American Pop, en cuya ultima parte se revisitan los excesos de la decada de los 60. Pena que fuera y es un hombre muy incomprendido.

  2. Un artículo realmente interesante y que me ha venido muy bién para saber como funcionaba eso de la rotoscopia que solo conocía de nombre. De todas maneras se te ha olvidado mencionar los cortos animados de los años cuarente de Superman de Max Fleischer, en los que gracias a la rotoscopia se pudo por fin llevar a Superman a la pantalla sin sufrir verguenza ajena

    1. ¡Gracias! Pero como siempre, mi repaso es muy superficial y personal, así que recomiendo buscar más sobre el tema en otras fuentes más rigurosas. Hya muuuchas cosas que he dejado fuera por pereza o porque me parecían redundantes (sin ir más lejos, los Superman de Fleischer, jeje), y seguro que por ahí hay alguien que explica el proceso mucho mejor que yo.

  3. Lo de Robin Hood lo comentamos muchas veces en mi casa. Claro que personalmente me parece una de las pelis más flojas de Disney. Y sí que es verdad que lo de La bella y la bestia parece más un homenaje que un plagio.

    PD: Qué buena está Kim, mal rayo la parta…

    1. Oye, que a mí me gusta ROBIN HOOD, ¿eh? Técnicamente es de lo más pobre que ha salido de Disney, y artísticamente tampoco es muy lúcida, pero es muy divertida, y tiene algún momento dramático (los pueblerinos en la cárcel) buenísimo.

      Kim está buena no, lo siguiente.

  4. Bien, finalmente puedo ponerle nombre a este proceso (conocía su uso, pero no cómo se llamaba!). De hecho hace poco le hablé a una amiga sobre «A scanner darkly» y sólo alcancé a decir «actúan actores de verdad, pero lo que han hecho ha sido dibujar cada fotograma». Ahora podré alardear de otro nombre propio, jeje.
    Coincido también en que lo de «La bella y la bestia» parece más un homenaje.
    Y anonadado me hallo tras haber visto las copias de Robin Hood…

  5. Me sorprende que lo de Robin Hood os lo haya descubierto yo. Los otros vale, pero ¡es que el de Robin Hood me causaba a mí vergüenza ajena a los once años! ¡Creí que era del dominio público!

    1. Era del dominio público, al menos yo también me había dado cuenta siendo muy pequeño que Baloo y Little John eran el mismo y bailaban igual :D

      Lo que no quita que Robin Hood sea de las mejores películas de Disney en cuanto a guión (¡Y dibujo! que no por calcar unas secuencias el resto de la animación es peor.).

      Lo de la Bella y la Bestia es más que un homenaje… parece más una reivindicación. Si no estoy equivocado, es la primera película en la que se introduce la animación por ordenador, precisamente en las escenas de la sala de baile (tanto con la Bestia como con el Príncipe) (Bueno, parece ser que en realidad llevaban experimentando desde Basil, pero eso es otra historia). Así que no me choca que en esa escena precisamente «rotoscopien» la primera (o mejor) rotoscopia.

      Una especie de «y con esto cerramos el rotoscopiador maligno y entramos en el corta-pega maligno».

      Pero sólo es mi impresión…

  6. Um… muy buen artículo, la verdad, no sabía que era la rotoscopia XD

    Pero, a esto me viene a la mente una duda… Si Bluth abusa tanto de la rotoscopia… ¿Entonces la usó para la película «El secreto de Nimh»? (una de mis pelis no Disney favoritas, por cierto, y resulta bastante difícil encontrarla a día de hoy…)

    Un saludo!

    (Por cierto, si se admiten sugerencias para próximos artículos, ya que estoy, me gustaría sugerir un artículo sobre la indecisa carrera de Don Bluth, estaría interesante :)

    1. Tengo buenas noticias… Estoy preparando un ranking de la carrera de Bluth de mejor a peor. No será la siguiente entrada y seguramente tampoco la siguiente, pero llegará.

      Y creo que en NIMH, si no recuerdo mal, los humanos tenían pinta de estar rotoscopiados. Hace unos añitos ya que no la veo, pero creo recordar eso…

      1. Ah, es que lo preguntaba porque normalmente tengo dificultades para distinguir entre un método de animación y otro, y pensaba que aplicaba dicha técnica a los animales (como al ¿búho? de Nimh, cuyos movimientos eran, por otra parte MAJESTUOSOS)

        Por otra parte, sepa que seré el primero en leer su ránking. A decir verdad, la carrera de Bluth me parece una de las carreras de animadores más interesantes, frente a la cual, tras ver su historial, tan solo cabe preguntar, ¿Que rayos te pasó, Bluth?

        Me alegro de no ser el único que vea el interés del tema, muchas gracias

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