Batman y Christopher

Creo que todos estamos de acuerdo en que la era del cine de superhéroes que estamos viviendo (¿sufriendo?) actualmente empezó en 2000 con el estreno de X-Men. No es la primera, desde luego. Algún día alguien debería hacer justicia a esa curiosa era de los superhéroes cinematográficos que fue los noventa, que si bien no consiguió ser tan mediática como la actual, puede presumir de verdadera heterogeneidad. El Batman de Burton dio oportunidad de brillar a proyectos tan variopintos como El castigador, Rocketeer, Dick Tracy, Spawn, The Phantom, Steel, Blade e incluso el inédito Darkman salido de la mente de Sam Raimi. Apenas lo consiguieron, pero no se puede negar el eclecticismo que destila el conjunto. Y eso sin mencionar la caterva de ¿estrellas? que encarnaron al justiciero de turno. Atentos, que aquí hay clase: Dolph Lundgren, Billy Zane (alias Malo de Titanic), Billy Campbell y Shaquille O’Neal son nombres que todos incluiríamos sin dudar en nuestra película soñada. Bueno, el de Lundgren quizá estaría de verdad.

Schumacher tenía planeado para 1999 una nueva propuesta para tatuarte tu musculoso brazo de motero.

Fue en 2000 cuando el cine de superhéroes se convirtió en el negocio masivo que es hoy. X-Men, con su presupuesto limitado y su consecuente foco en la psicología de los personajes, abrió la veda gracias a su merecido éxito de crítica y taquilla, y el pelotazo del Spiderman de Raimi consolidó el filón, que a día de hoy aún parece no ir a agotarse. Es una prolongación en el tiempo del mismo filón, es cierto, pero hilando más fino podemos marcar el inicio de una nueva etapa en 2005, cuando el tipo que puso a Guy Pierce a deambular por sus propios recuerdos presentó su versión de Batman, que durante un tiempo llevó el título provisional de Batman Begins Again, Just As If Batman Forever and Batman & Robin ―You Know, The Nippled-Batsuit Movies― Never Existed, pero que finalmente se redujo a Batman Begins en función de complejos aspectos de marketing. El éxito de Spiderman dio a entender equivocadamente a los estudios que cualquier engendro protagonizado por justicieros encapuchados era una fuente potencial de dinero, lo que explica la existencia de Daredevil, Elektra, El castigador, Catwoman y The Ku Klux Klan Movie. Ese breve periodo que va desde 2002 a 2005 fue un auténtico descontrol en el que, con excepciones honrosas tipo Hellboy, todas las producciones superheroicas que coparon los cines compartían un no muy alentador rasgo común: todas querían hacer dinero, pero ninguna se molestaba en ofrecer méritos para ello. En 2005 se estrenó la última de éstas lamentables adaptaciones, Los cuatro fantásticos, y poco después llegó la película que puso punto final a una etapa y empezó una nueva. A Batman Begins y el superhéroe estilo Nolan se le pueden reprochar muchas cosas, pero también hay que agradecerle que pusiera en entredicho la tendencia de cine superheroico barato en la que se estaba desperdiciando a personajes que merecían algo mejor en pantalla. Al previsible éxito de público de la película se le sumó un respeto de la crítica nunca visto en el subgénero, y la maquinaria hollywoodiense tomó nota. Aún surgieron saldos residuales como Ghost Rider y la secuela de Los cuatro fantásticos, pero desde ese momento, fueran mejores o peores, todas las películas protagonizadas por superhéroes del cómic recibieron la categoría de fastuoso espectáculo de serie A que se merecían. Todo esto culminó, como ya sabemos, en el pack de películas Marvel sobre el que descansa Los vengadores y el alzamiento del Batman de Nolan como una de las sagas más emocionantes e importantes de los últimos años; y en pleno 2012 el futuro del subgénero se contempla optimista. Al menos en lo que se refiere al eco mediático y al entusiasmo del populacho.

Todo esto ha sido gracias a Christopher Nolan. Sin Batman Begins no habrían existido Los vengadores ni ninguna de sus precedentes. Es cierto que tampoco existiría el molesto Efecto Nolan, que hace que cada puto proyecto de supers que se anuncia llegue con la promesa ineludible de oscuridad, profundidad y caras muy serias todo el tiempo (Sr. Snyder, le voy diciendo ya que Superman requiere CUALQUIER cosa menos esa); pero por hoy me voy a centrar sólo en lo bueno. ¿Por qué? Porque como pasó con Perdidos, ha sido un honor formar parte del fenómeno y vivirlo en directo y en estreno. Y, cómo no, porque me encantan las aventuras del Batman que Nolan se sacó de la manga. Viendo Batman Begins en perspectiva, observas que Nolan es consecuente desde el principio con su enfoque hiperrealista del retrato y aventuras del superhéroe, y si nos abstraemos de la moda superficial, imperativa y excluyente en la que éste se ha convertido (¿cambiará las cosas el éxito de Los vengadores?) es un enfoque realmente estimulante. Sin duda también ayuda el hecho de que los herederos de la nolanización se hayan quedado sólo con los aspectos más superficiales («¡más oscuro! ¡más caras serias!”) y la diferencia es incuantificable.

El reboot será más oscuro, más adulto y más atormentado.

El mayor mérito de Batman Begins, más allá incluso de la increíble coherencia que demuestra con su condición de primer acto, tan introductorio como válido por sí mismo (y aquí suelen fracasar las primeras partes de sagas recientes de encapuchados), tiene mucho que ver con el retrato que dibuja de Gotham a modo de urbe corrupta y al borde de la autodestrucción. Esta decadencia se nos va mostrando a base de retazos progresivos, no tanto a través de los actos delictivos de la chusma que infecta la ciudad como de las consecuencias en el bando supuestamente honrado. Y conforme la película progresa, el enfoque inusitadamente biológico de Nolan acerca de la dualidad héroe/villano va tomando forma, y Gotham va adquiriendo la forma de un caldo de cultivo en el que los organismos vivos aparecen no por casualidad. No recuerdo si en su momento hubo algún tipo de decepción generalizada acerca de la elección de los que serían los contrincantes de Batman en la primera incursión comiquera de Nolan, pero si la hubo sin duda me sumé a ella. Justificarlo apelando a la versión ultrarrealista de Nolan del universo del hombre murciélago, en el que no hay cabida para grotescos supervillanos de vodevil, quizá tuvo sentido en algún momento, pero después de la llegada de El caballero oscuro semejante disculpa no tendría ni pies ni cabeza.

La verdadera clave de la presencia del Espantapájaros y un puñado de mafiosos desconocidos está en el enfoque biológico. Los villanos que asolan Gotham en Batman Begins, así como sus métodos, son ni más ni menos los que propicia el entorno. Una ciudad corrupta y asustada como la Gotham que conocemos en Begins, huérfana de justiciero, da lugar a villanos de medio pelo que no requieren más que la inteligencia justa para ver en el miedo de los ciudadanos un arma potencial… e ideal (¿acaso no es el miedo el tema sobre el que gira toda Batman Begins?). Y como ocurre en la naturaleza, este modelo de villano está condenado a la extinción, o mejor dicho, a la evolución. En el ecosistema de Gotham hay un nicho destinado a ser ocupado por un justiciero que combata a los protovillanos; no un justiciero cualquiera, sino uno que arranque de sus manos ése arma que es el miedo y lo use contra ellos. Gotham propicia la aparición de un justiciero intimidatorio, una figura aterradora hija de las sombras. Batman. El villano se ve entonces obligado a evolucionar por pura necesidad. El viejo modelo deja paso a otro más sofisticado que no habría podido desarrollarse en Gotham de no ser por la degradación de la mafia a un reducto acobardado y empequeñecido gracias a Batman, un villano capaz de mirarse cara a cara con el murciélago porque maneja sus mismos recursos. El Joker es ese villano. Como bien señala Gordon en su reflexión final en Begins, el Joker comparte con Batman el gusto por la teatralidad, la puesta en escena, la parafernalia. Esta sencilla y certera reflexión, alejada de la rimbombancia del innecesario y redundante discursito de cierre del propio comisario en El caballero oscuro, resume la cuestión perfectamente: en la Gotham de Nolan el de los héroes y los villanos es un ecosistema en el que cada lado evoluciona y adopta ciertas facultades en función de la progresiva sofisticación del contrario. Y se puede simplificar aún más:

Estas virtudes se trasladan al plano cinematográfico en una sola palabra: causalidad, una de las mayores virtudes con las que puede contar una película. Batman Begins  y El caballero oscuro, como un único relato,están férreamente regidas y unidas entre ellas por la causalidad; y ni siquiera la elección de los villanos viene dada por la aleatoriedad. Cabía preguntarse cómo encajaba Bane en esta casualidad, este ciclo evolutivo. Suponiendo que la lógica del ciclo de la lucha entre el bien y el mal se mantuviese intacta en Batman 3: El caballero oscuro 2: La leyenda renace 1, el retrato de Bane en la película apuntaría a esquemas prácticamente nietzschianos. Pero entonces descubrimos que no, que pese a que Bane refleja de algún modo las cualidades de ese superhombre imparable y netamente superior, su irrupción en Gotham es desalentadoramente aleatoria. Han pasado ocho años desde los acontecimientos acaecidos en El caballero oscuro, pero podrían haber pasado tres días o veinte años más: Bane aparece en ese momento, no antes ni después, y lo hace porque sí, porque así se dan las circunstancias o porque los vuelos a Gotham estaban más baratos ese día en Ryanair. Y cuando llega, descubrimos que Bane no es nada que Gotham no haya visto ya. Desde el principio los paralelismos con el Joker se hacen evidentes más allá del contraste físico entre ambos. Bane, con toda su fuerza física y estampa intimidatoria es, después de todo, un pálido reflejo del Joker, una analogía del terrorismo no más evidente que su predecesor, pero mucho más subrayada y burda.

Nolan desaprovecha la oportunidad de cohesionar por completo el sistema de acción/reacción entre héroe y villano que tan magistralmente estableció en las dos películas anteriores, y, aunque escoge al contrincante adecuado, el papel que le otorga en la función es erróneo. Este punto de partida equivocado se convierte en una bola de nieve descontrolada que avanza hacia un plan carente de todo sentido (Bane es un Hans Gruber de la vida, sólo que Gruber sabía que su rollito libertario era todo palabrería) y culmina en un degradante final que tira por tierra y despoja de todo sentido los anteriores de esfuerzos narrativos por construir un villano potente. Y son MUCHOS esfuerzos; al llegar a ese punto llevamos más de dos horas de película y Bane tiene más tiempo en pantalla que Bruce Campbell en Evil Dead 2. El hijo de puta está en todos lados, llegando de puntillas a los sitios para decir algo en off y que los otros personajes se vuelvan con cara de “¿pero cuánto tiempo llevas aquí, puto calvo? ¡Si te acabo de ver por la tele en la otra punta de la ciudad!”. Quizá Bane es en realidad muchas personas a la vez, como en Scream. Por otra parte, al verdugo de Gotham no se le pueden negar un puñado de escenas impresionantes en las que Tom Hardy realmente se luce y aporta carisma. La comentada pelea entre Bats y él está realmente a la altura. La ausencia deliberada de efectismos y montaje frenético (montaje de peleas, para entendernos) da lugar a una escena escalofriante, seca, lenta como una agonía, y dolorosa.

A su lado, Batman está penosamente empequeñecido, y no sólo por la paliza de campeonato que recibe. Está ausente, desterrado de su propia película. Esto es un error que TDKR comparte, con sin ir más lejos, Batman vuelve, sólo que en Batman vuelve los personajes circundantes eran dignos de eclipsar al murciélago. Pero con la relativa excepción de Bane, no es el caso. El caballeros oscuro desplegaba sobre la ciudad un gigantesco tablero de ajedrez trufado de personajes interesantísimos, por menores que fueran (ese mafioso de Eric Roberts, todo carisma); pero TDKR reduce unos grados la coralidad para dar otorgar peso a unos personajes nuevos que sorprendentemente no están a la altura. Joseph Gordon Levitt y Anne Hathaway hacen lo que pueden con unos personajes pobremente escritos (el primero aprovecha mejor sus recursos interpretativos, pero Hathaway en la batmoto es un sueño, quién necesita méritos artísticos), y otros como la Cotillard y Matthew Modine directamente no tienen nada que hacer porque sus personajes son la Nada. Tristemente todos estos sujetos son los que mantienen fuera de pantalla al atribulado justiciero de Gotham. El breve tiempo que vemos en acción (o sentado, por lo menos, no conviene ser exigentes) a Batman no tiene justificación alguna. Peor aún, el fuerte nexo casi vital entre el justiciero y la ciudad, que también desarrollaron las dos películas anteriores, se va aquí por la borda. El desenlace de la película resulta delicado precisamente por esto. La decisión final que toma Batman es un acto digno de un superhéroe que devuelve al personaje una imagen que permanece peligrosamente ausente durante todo el metraje; pero desmorona la idea de que Batman y Gotham son la misma cosa, y que ambos nacen, crecen y mueren de la mano. ¿Qué pesa más? Estoy indeciso al respecto.

¡Batman, has vuelto tras ocho años ausente! ¡Qué nostalgia!

El caballero oscuro marcó una senda visual muy delimitada (esa desmesura metalizada y fría como el hielo) que Origen se encargó de imponer como lo que asociaríamos desde entonces al estilo Nolan. TDKR prometía continuar por ese camino, lo cual no sería un problema de no ser por el radical abismo que existe entre la ejecución de Begins y la de El caballero oscuro. Begins es tremendamente clásica, virtuosa, sobria, en la línea de El prestigio, con un pacing visual moderado y elegante. Y era asfixiante y oscura. La fotografía, teñida de marrones y ocres (muy similar a la de Alien3), otorga al sombrío relato su perfecto equivalente visual, y la utilización predominante de encuadres cerrados le confiere esa inconfundible cualidad opresiva. En el otro lado del ring tenemos al Caballero Oscuro, con una puesta en escena diametralmente opuesta. Es más sucia y seca, más urbana, más cercana a un thriller criminal que a la epopeya oscura que componía su predecesora. Y es ABIERTA. En El caballero oscuro el espectador es un pájaro que observa desde las alturas, desde la lejanía, libre para moverse por los inmensos espacios abiertos en los que Nolan sitúa la acción. Rises continúa la senda marcada por El caballero oscuro, lo cual juega injustamente en contra de Begins. En una trilogía no es lo mismo que la rareza esté justo en medio o al principio. Me explico. El templo maldito es sin duda el perro verde de la trilogía original de Indiana Jones, no creo tener que explicar por qué; pero situarse justo entre El arca perdida y La última cruzada implica dos cosas: la primera, que la armonía de la trilogía se mantiene en forma de estructura capicúa; y la segunda, que las diferencias con su inmediata predecesora se perciben como algo intencionado, algo experimental, ganas de innovar con el personaje. Por el contrario, Batman Begins, compartiendo el carácter extraño de El Templo Maldito, está al principio. Que las dos siguientes compartan tantas cosas (incluido el nombre, manda narices), da la injusta impresión de que Begins es una película balbuceante, un caso de intento y error hecho cine, y que tras dar con la tecla finalmente en la segunda parte Nolan se mantuvo en esa senda («la senda correcta») para subsiguientes capítulos. Como si no fuera de extrañar que, vista en perspectiva, Nolan quisiese volver a rodar la primera parte. El templo maldito también podría percibirse como un error en vista del regreso a la fórmula de En busca del arca perdida en la tercera parte, pero hay una diferencia importante que redime nuestra percepción de la misma: El templo es la secuela (sí, vale, precuela) del Arca, lo que implica un carácter consecuente con la intención deliberada de ruptura con el modelo original.

Es injusto. Batman Begins se verá irremisiblemente arrinconada y desplazada por la superioridad numérica de sus dos aparatosas secuelas, cuando es la tercera parte la que arruina varios de los logros conseguidos en las dos primeras y la que presenta diferencias más profundas (aunque menos visibles). A fin de cuentas, tal y como está concebida Begins, El caballero oscuro es la única continuación posible a su predecesora; mientras que los acontecimientos de Rises no parecen ser la consecuencia inevitable a lo visto en la segunda parte. En pocas palabras: pese a las evidentes diferencias visuales entre Begins y las otras dos, tengo la impresión de que el díptico de Begins y El caballeros oscuro constituye un todo más sólido que la trilogía compuesta por las tres películas. Begins gira sobre el miedo, El caballero oscuro gira sobre el caos. Pero, ¿sobre qué gira Rises? Las ideas que maneja la película no están nada claras, quedando todo en un batiburrillo de escenas de dudosa capacidad alegórica, lagunas que supongo que hemos de asumir como casualidades (“mira el discursito revelador que me he encontrado…”), algún que otro plano ridículo (cierta imagen de Batman, Catwoman y Gordon mirando como pánfilos a Marion Cotillard tan hilarante y estúpida como si hubiese salido de la serie de Adam West) y un puñado de revelaciones demenciales que buscan unas ligaduras con las anteriores películas que nadie pidió. Ni siquiera el título, certero y brillante en la segunda parte, puede aclararnos nada. La alegoría de los dos caballeros, el blanco y el oscuro, está ya totalmente fuera de lugar y desfasada una vez la figura antagónica de Harvey Dent sale de la ecuación. El desafortunado título es más un eco de la segunda película que otra cosa; Batman vuelve a ser Batman a secas y títulos alternativos como Gotham o Batman Rises habrían reflejado mejor lo que se nos cuenta en la película.

No obstante, ni sus dos predecesoras son perfectas (un plan malvado digno de El caso del bacalao en Begins, tendencia al subrayado excesivo en El caballero oscuro), ni ésta es ni mucho menos una mala película, ni siquiera mediocre. No voy a ser tan cínico como para decir que sus evidentes fallos de me han impedido disfrutarla y emocionarme con el exagerado despliegue de pirotecnia de Nolan. Son dos horas y cuarenta minutos espectaculares de principio a fin, emocionantes y que nos citan por última vez con los protagonistas de una de las epopeyas más espectaculares de las últimas dos décadas. Algunas secuencias, como la destrucción del campo de fútbol y la pelea en las profundidades entre Batman y Bane son para el recuerdo (añado como debilidad personal ese impagable juicio de locos que parece salido de Alicia en el país de las maravillas). Y la escena final, desde ya fuente de infinita polémica, tiene todo mi apoyo desde el momento en el que la percibo como una buena patada en el culo de Nolan a una de las cantinelas más cansinas del mundo de Batman, tan repetida y automatizada que ha perdido toda su razón de ser. Por decirlo de otra forma, la saga de Batman tiene ya su Padrino III.

Yo ser el verdugo de Gotham. Tú tener permiso para morir cuando yo aplastar ciudad.

Batman Begins devolvió el esplendor a un superhéroe que ocho años antes se había ido por la puerta de atrás con la cabeza baja y los pezones erectos, mostrándonos el mejor y más fascinante acercamiento a los orígenes de un superhéroe jamás visto en el cine. Vimos a Batman fallar, correr envuelto en llamas, esmorrarse contra el suelo y aprender. Sobre todo aprender. En El caballero oscuro le vimos en su plenitud, como el vigía de una Gotham brutal y agresiva (“el justiciero que se merece”), dispuesto a sacrificarse por su ciudad hasta las últimas consecuencias. Y en Rises mostró que estar dispuesto a ello sólo es el primer paso. El camino del héroe, como nunca antes lo habíamos visto. Christopher Nolan puede estar tranquilo. Batman volverá de la mano de los codiciosos ejecutivos de la Warner, probablemente antes de cinco años, pero cuesta creer que puedan siquiera acercarse a la visión del director de El prestigio sobre el hombre murciélago. Ni en su densidad, ni en su concepción estilizada y frenética de lo que debe ser el entretenimiento, ni en su capacidad para permanecer en la memoria. Sólo un pero. ¿Cómo es que Batman ya no baila? El enfoque hiperrealista de Nolan imposibilita la aparición de psicópatas que surgen del ácido convertidos en payasos, o monstruos criados en las alcantarillas por pingüinos, ¿pero por qué iba a estar esta oscura y terrenal visión del Justiciero de la Noche reñida con la imagen de Batman marcándose un batusi en condiciones?

8 comentarios en “Batman y Christopher

  1. ¡No me lo puedo creer, voy a ser el primero en comentar! Aunque preferiría hacerlo en el foro, por animar debate, pero ahí la vorágine Batman se ha enfriado.

    Realmente lo que nos choca del advenimiento de Bane y la Liga de las Sombras, no es que sea fortuita, porque creo que no lo es, sino que es reiterativa. Si lo piensas, la argumentación que lanzas acerca de que vuelven a Gotham así por las buenas, sin nada que ver con la historia de Batman, también se repite en Begins, lo cual choca un poco con tu visión de ecosistema héroe/villano (aunque sabes que loaplaudo y secundo). En Begins, Ra’s Al Ghul iba a entrar a cargarse la ciudad igualmente por las buenas, sólo que se apoyaba en la corrupción preexistente para hacerlo, y en que no hubiera nadie fuera de la ley que le parara los pies. Esta historia se enriquece claro, en la causalidad total que tiene el que vaya a buscar a Bruce Wayne para unirse a la causa, el millonario clave de Gotham, y así su infiltración sería total, y que esto desencadene en el surgimiento de Batman. Pero si lo piensas, Ra’s Al Ghul tenía su plan ya en marcha, por lo que es tan fortuito como el plan de Bane, con la diferencia de que el primero actuó cuando no había resistencia, y el segundo cuando la resistencia se había «retirado», pero ambos planes tenían similares objetivos: sembrar el caos con el fin último de que la ciudad fuera destruida. Ambos planes se escapan de dicho ecosistema, el cual creo que se desarrolló con éxito en TDK, pero que Nolan no quería que fuera el único detonante de las tramas. El verdadero problema es que insista en repetir, en vez de explorar.

    En Begins vemos cómo nace la necesidad de alguien que esté por encima de la ley para parar la corrupción y la mafia, en TDK vemos cómo actúa la maldad en consecuencia, ponerse a su altura, la escalada que dice Gordon. Hasta ahí estamos deacuerdo. Pero insisto, fíjate que Ra’s Al Ghul no formaba parte del ecosistema, lo utiliza a su favor, pero está por encima, y obliga a Batman a ponerse a su altura.

    Por otra parte, también al final de TDK el ecosistema se había parado, lo vemos al inicio de Rises. No hay Batman, no hay crimen organizado. Tiene que surgir de la nada una nueva amenaza, al igual que surgió de la nada la amenaza en Begins, para volver a poner la rueda en funcionamiento. La cagada es: ¿La Liga de las Sombras otra vez?

    Como ves, chicha hay, aunque no se vea claramente en la película. Lo cual me ha hecho pensar ¿Nos habíamos acostumbrado a la manía de Nolan de sobreexplicar las cosas? Quizás.

    1. Creo que la entrada deja entrever que estoy un poco confuso respecto a la nueva película. Obviamente tú tienes más claro que yo sus virtudes y defectos…

      Sí, una réplica de mierda a tu elaborado comentario.

  2. hmm. muy interesante tu reflexion sobre gotham como ecosistema. pero me temo que voy a tener que apoyar la contra-teoria de skullboarder. con un pequeño matiz: la repeticion de la liga de las sombras (asi como la aparicion de SPOILERS talia al ghul) me parece necesaria para perfilar a un villano tan acertadamente escogido como bane. en BB ra’s y el espantapajaros educaron a batman. fueron una prueba de preparacion. en TDK, el joker le hicio replantearse a si mismo quien era batman moralmente. en esta ocasion, habia que destrozar a batman fisica y animicamente, para que renaciera. el unico que podia hacerlo, era bane. ahora bien, las motivaciones originales del personaje para ir a gotham y destruir a batman son un tanto pobres. la idea de darle a talia y la liga de las sombras como trasfondo y motivacion (nexo que tambien esta en los comics, pero no de forma tan inportante) me parece muy apropiadas. ademas, si nos paramos a pensarlo, la liga de las sombras son los unicos rivales del murcielago que pueden plantear un reto a semejante escala (el acertijo, pinguino, hiedra venenosa… ninguno puede borrar gotham del mapa. no de forma que cuadre con su esencia, al menos). para el final de la trilogia, son la amenaza mas apropiada. visto en perspectiva, la luga es mas apropiada para rises que para begins. pero claro, su historia es tan enorme que da para dos films. y desde luego, hubiese sido un error que la reaparicion se hubiese producido en lla segunda parte y no en la tercera.
    debido a todo esto, creo que la mas diferente de la trilogia es TDK, es la mas autosuficiente, y la que plantea temas que solo se exploran en esa. pero sin embargo, es muy consecuente con begins, por lo que, en esta trilogia, no creo que haya un perro verde. batman begins sento magistralmente las bases, el caballero oscuro continuo de forma brillante un concepto sutilmente establecido y el caballero oscuro renace (titulo oficial en castellano segun yo), cierra todo de forma inmejorable. en la situacion que dejo TDK, retoma elementos de BB para completar el circulo. pocas trilogias se me ocurren mas choerentes consigo mismas.

    ahora, varios puntos en los que no coincido en absoluto contigo:
    -batman desaparecido? si te refieres a que como batman, con traje y tal, sale muy poquito, entonces tienes razon, pero el personaje es el dueño absoluto de la cinta. su viaje interior es lo mejor de la cinta y es el personaje en el que mas se profundiza. este bruce/batman es el mejor de toda la trilogia. lo da todo como personaje. no solo se completa lo que se estaba construyendo en torno a el, sino que se le dan nuevos matices. no es que este desaparecido, es que esta mas presente que nunca. es lo mejor del film.
    -bane no es una sombra del joker porque no tiene nada que ver con el joker. el joker era un filosofo que queria, primero, divertirse, y segundo, demostrar una teoria. bane es un soldado. solo importa cumplir la mision. provoca el caos y la anarquia como el joker? si. pero lo que para el joker era su forma de demostrar como es el mundo en realidad, para bane es solo un paso mas. porque no bastaba con detonar la bomba. es un torturador… pero no del cuerpo… sino del alma. asi que, aprovechando la situacion tan inestable provocada por el joker, destruye moralmente la ciudad antes de acabar con ella fisicamente. se divierte con ello? quiere demostrar algo? en absoluto. solo cumple su mision siguiendo los pasos necesarios. es un profesional. lo dicho, nada que ver con el joker.
    – los personajes de selina y robin son magnificos. ella esta magistralmente introducida en la trama, y no solo supone el elemento romantico del film, totalmente necesario (ninguna vision de batman puede estar completa sin catwoman) sino que es una representacion en carne y hueso de gotham. hay potencial en ella para el bien, pero a tomado el camino equivocado. solo batman puede inspirarla para que se redima. y su romance es perfecto, precisamente porque ella es gotham. el ve una oscuridad en ella que le atrae, hay algo que hace que no pueda dejar de seguirla, algo que, por mucho daño que le pueda hacer, le obliga a perdonarla. porque vale la pena sufrir por ella. porque hay una luz en ella que solo necesita una pequeña inspiracion. y ella le necesita. necesita que le digan «eh, no tienes porque ser asi. tu vales mas». gotham y batman se atraen mutuamente. selina y bruce se atraen mutuamente. por los mismos motivos. por eso es tan maravilloso que acaben juntos. es la representacion, en carne y hueso, de que bruce lo ha conseguido. ha salvado a gotham. si a eso añadimos que en caracter y psicologia es clavada a la de los comics (donde tambien existe la metafora que he expuesto, pero en este medio nunca acaban juntos, porque batman nunca consigue salvar gotham definitivamente, porque esto no es una trilogia cinematografica que se pueda cerrar, hay que seguir publicando por los siglos de los siglos), que hathaway lo borda, y, aparte, esta como un tren, pues…
    y sobre robin, es perfecto para cerrar lo que nos han estado contando durante toda la trilogia. bruce quiere ser un simbolo inmortal que inspire a la gente, pero, como nos dejan claro los imitadores vistos en TDK, no vale cualquiera. quien quiera tomar su relevo debe ser alguien especial, alguien como el. durante toda la peli vamos viendo todo esto en robin, hasta que ocurre lo que debe ocurrir. batman queda como un simbolo inmortal, listo para que alguien especial tome el relevo. y bruce, habiendo cumplido por fin su mision, esta listo para avanzar, para pasar pagina. al principio de la peli no se ve capaz, cree que la muerte es la unica salida. pero a lo largo del film recupera las ganas de vivir (el miedo a la muerte), y comprende, por fin,que, si consigue acabar su mision, puede empezar de cero, junto a su verdadero amor: gotham (convertida en una maciza, eso si). es IMPOSIBLE cerrar mejor la saga.

    ademas, me parece que es la cinta que contiene mas CINE en mayusculas, la mas completa, con un ritmo mas acertado (TDK tenia demasiados set-pieces que funcionaban como mini-climax y uno acababa exhausto. ojo, que TDK me fascina, eh? no se me malinterprete), la mejor rodada, la mas epica y emocionante, la mas espectacular… creo que, aunque el joker es mucho joker, y aunque,el personaje de marion cotillard es un tanto topico y simplon (aunque creo que funciona muy bien para completar a bane como personaje tridimensional), acabara convirtiendose en mi favorita de la trilogia. una obra maestra que cierra un MONUMENTO CINEMATOGRAFICO que es este trio. una sola historia, con su inicio, nudo y desenlace, simplemente perfecta. larga vida a christopher nolan. larga vida a batman.

    P.D.: despues de este tocho, a ver como contestas…XD

  3. La parte en la que introduces al Joker, muy buena. Pero el resto… mucha palabra para nada. Con poner el último parrafo hubiera valido.

    «Nolan desaprovecha la oportunidad de cohesionar por completo el sistema de acción/reacción entre héroe y villano»

    ¿De verdad no piensas que esta acción/reacción se ve reflejada en Bane y su equipo? La llegada del cual, por cierto, no es en absoluto aleatoria, basta con prestar atención a uno de los últimos diálogos de Miranda hacia el final, para entenderlo. Como bien dicen al final de Begins, se da una escalada qie en esta tercera entrega da un paso más.

    Por otro lado, el personaje de Selina también muestra esta acción/reacción (si bien podria haber tenido más tiempo en pantalla para demostrarlo), solo que su aparición no ha sido propiciada por Batman, sino por el propio Bruce (y otros ricos).

    1. No te voy a quitar razón en tu primer párrafo; puede que divague demasiado. Pero ya digo, sigo quizá demasiado indeciso respecto a la peli como para ir por ahí afirmando alegremente como de hecho hago.

      Todo lo demás, y esto se extiende al comentario de Indy, lo contemplaré cuando vuelva a ver la peli; no son razonamientos caprichosos ni descabellados. Me temo que es pronto para mí para enzarzarme en un interminable debate sobre la peli.

  4. El guión no tiene agujeros sino BOQUETES. La sola idea de que Batman esté jubilado o retirado 8 AÑOS es absurda y rídicula. Pero mas aún el hecho de que DOS veces deje el manto por «Buscar su felicidad o por estar cansado del asunto de combatir el crimen». Batman debe morir cuando gotham muera, no abandonarla como lo hizo aquí. Si te fijas Indy en la original TDKR (THE DARK KNIGHT RETURNS) es por eso que Bruce pasa su vida de «Anciano» en la autodestrucción, porque le falta combatir al crimen. hasta que recibe una epifanía y vuelve a ser lo que nunca dejo de ser… BATMAN. Del mismo modo en Batman Beyond BRUCE NUNCA SE RETIRA. Lo de convertir su mación en una casa estilo «Colegio X MEN», Lo de un Robin que lleva por nombre Robin POR DIOS!!!! Es como si dice un tipo en la calle Hola, me llamo Barry «FLASH» Allen. o mi nombre legal es Diana «Wonder Woman» Prince. Si querían poner a Robin mínimo le hubiesen dejado el Richard o Grayson aunque no fuese trapecista, ya que ese es el mas conocido de los 5 (incluida Kelly en TDKR).

    ¿Donde quedó el amor de Talia con Bruce?

    Por último LA ESTATUA… BATMAN JAMÁS HUBIERA ACEPTADO ESO. EL NO NECESITA RECONOCIMIENTO SOCIAL SU SATISFACION RESIDE EN EL HECHO DE COMBARTIR EL CRIMEN. Creo que a Nolan se le cruzaron los cables y feo, por que eso de las estatuas le quedan perfectas al «Chico de Metrópolis» y no a Wayne. Bueno es mi opinión.

    Por lo demás excelente analisis INDY y lo mismo para tu crítica Miguel Roselló

    1. hay un detalle que muchos pasais por alto: este es el FINAL. la historia ha acabado. batman, en los comics, nunca terminara, por tanto, jamas veremos como bruce deja definitivamente de ser batman.
      pero esta saga no iba a ser infinita, asi que, o muere (cosa imposible, bruce no puede morir, en ningun medio), o completa su mision y pasa pagina. como acabar si no la historia?
      sobre lo de dejar de ser batman 8 años, pues no veo cual es el problema. en el comic TDKR lo dejo durante mas tiempo, no? y en ambos casos bruce se sume en una profunda depresion para finalmente volver a ponerse la mascara. por que alli no hay problema y aqui si?
      lo de la estatua… vamos hombre, no es algo que pidiese bruce, y ya estaba «muerto» cuando la hicieron.
      lo de talia es sencillo: nolan quiso que la historia de amor fuese con selina, cosa que me encanta, pues a traves de años de historias tengo la conviccion de que ella es su verdadero amor. pero aun asi se acuesta con talia y siente cariño por ella hasta que descubre su identidad.
      y robin es un nombre. hay personas que se llaman asi (robin williams, por ejemplo). que mejor que darle ese nombre como guiño?

      en cualquier caso, no has señalado agujeros de guion, sino decisiones argumentales que no te han gustado, cosa totalmente distinta ;)

  5. Repetiré un comentario de otro post y que me sirve para este exactamente copiado y pegado. Enhorabuena. De nuevo vuelvo a quedar anonadado al ver como alguien, sin saber prácticamente nada de lo que habla, critica hasta la saciedad temas que ni entiende ni le interesan ni domina, convencido que una crítica dura pueda ocultar eternamente el desconocimiento propio. Es alucinante la forma de expresarte, que da entender al desconocedor que sabes de lo que escribes. Triste.

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